Sobre verdugos de Edgardo Gugliermetti
SOBRE VERDUGOS
Inútil tratar de descifrarse con piedras o conciertos /
porque en cada rincón, en cada ramo de protesta u osadía
crece un verdugo de palabras ahogadas / un verdugo de seda
y manzana herido junto al labio / que roza las caricias y
los sueños / pretende los días / las cifras de un paraíso
despiadado / no es la muerte ni un templo errante con sus
almas /
solamente un fuego que traspasa el corazón compartido
en los umbrales / la rama más alta de la noche envolviendo
su presa / un latido animal en los funerales de la despedida /
el misterio de la sangre en un bello escenario que desciende
hasta el olvido / no es la muerte no es el olor que se reclama
en la plaza azul de los horrores / cuando tu carne se alzaba
como una selva temblorosa para dibujar un monte de miedo y
serpentinas / es la voz erizada en las cenizas / cuando hablábamos
del teatro mágico de las pasiones / de la herida, lenta
costumbre /
pierna inclinada por el aire ritual en un antiguo lecho /
no es la muerte no / es otro canto que penetra en la infancia
perpetuado en migajas / en conflictos de niebla / en serenos
retornos por el ojo de un ciervo / Así entre lamentos y señales
que arroja el universo / levanta sus arpones hasta celebrar
la condena de las formas / él, concebido en vientres de llaga
junto al último trueno del destino / que instala en su ropaje
de victoria el jazmín venenoso de las trampas / Inútil mirar
a través de su abrazo lujurioso / Inútil besar el dulce instinto
de las sombras / un puñal bailará en la lengua de los niños /
un hechizo carnal mostrando sus colmillos en la inquietante
camas de las cárceles.
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| Fotograma de la película "Gods and monsters", Bill Condon, 1998 |
Inútil tratar de descifrarse con piedras o conciertos /
porque en cada rincón, en cada ramo de protesta u osadía
crece un verdugo de palabras ahogadas / un verdugo de seda
y manzana herido junto al labio / que roza las caricias y
los sueños / pretende los días / las cifras de un paraíso
despiadado / no es la muerte ni un templo errante con sus
almas /
solamente un fuego que traspasa el corazón compartido
en los umbrales / la rama más alta de la noche envolviendo
su presa / un latido animal en los funerales de la despedida /
el misterio de la sangre en un bello escenario que desciende
hasta el olvido / no es la muerte no es el olor que se reclama
en la plaza azul de los horrores / cuando tu carne se alzaba
como una selva temblorosa para dibujar un monte de miedo y
serpentinas / es la voz erizada en las cenizas / cuando hablábamos
del teatro mágico de las pasiones / de la herida, lenta
costumbre /
pierna inclinada por el aire ritual en un antiguo lecho /
no es la muerte no / es otro canto que penetra en la infancia
perpetuado en migajas / en conflictos de niebla / en serenos
retornos por el ojo de un ciervo / Así entre lamentos y señales
que arroja el universo / levanta sus arpones hasta celebrar
la condena de las formas / él, concebido en vientres de llaga
junto al último trueno del destino / que instala en su ropaje
de victoria el jazmín venenoso de las trampas / Inútil mirar
a través de su abrazo lujurioso / Inútil besar el dulce instinto
de las sombras / un puñal bailará en la lengua de los niños /
un hechizo carnal mostrando sus colmillos en la inquietante
camas de las cárceles.
Del libro "Árbol que acecha", La Lampara Errante, 1984
ESTE POEMA FUE TIPEADO AMOROSAMENTE POR DIEGO MANA. Recomiendo su blog https://diegomana.
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